JESUS EN
LA EUCARISTIA
En la primavera del 2012 pasé por Malabrigo mi amado pueblo en la provincia de Santa Fe
donde todo me habla de Dios, los citrus, las flores, su gente sencilla, los
vecinos, mi familia, papá y mamá que nos cuidan y guían desde el cielo pero con
sus antenas parabólicas, clavadas en el cementerio, lugar que visito apenas
bajo de la ruta 11.
En el templo parroquial tenemos
adoración permanente, del Santísimo Sacramento de Jesús Eucaristía, lugar que
visito también al llegar o al salir del
pueblo. Esta emoción es la que me
lleva a compartir con ustedes mi fe
y mis conocimientos de la presencia de
Jesús en la Eucaristía.
Tenemos un mandato directo de Jesús
que nos dice: “Hagan esto en memoria mía” (1cor.11,24-25 – Lc.22,19) esto ha
originado un desarrollo
litúrgico-cultual en el transcurso de los siglos.
En especial fue variando con el
tiempo el culto a la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
En los primeros siglos la Eucaristía
era adorada públicamente sólo durante la misa y de la comunión.
Recién en la Edad Media se acentúa
la adoración. En el siglo XII (1200-1300) se introduce en la misa la elevación
de la hostia consagrada. Es una invitación a reconocer y adorar la presencia
real de Jesús.
Cien años después, siglo XIII se
desarrolla la adoración fuera de la misa y se acentúan las procesiones
populares con el Santísimo.
En el año 1264 el Papa Urbano IV
instituye a nivel universal la fiesta de Corpus Christi con el objetivo de:
ADORAR – VENERAR – GLORIFICAR – AMAR y ABRAZAR este sacramento tan exélso.
Cien años después, en el siglo XIV
se inicia la práctica de la adoración de la Hostia consagrada en el hostensorio
o custodia, y de ahí las bendiciones con el Santísimo se multiplican.
En el siglo XVIII (1700), San
Alfonso María de Ligorio difunde las visitas privadas al Santísimo
para la adoración.
Todos estos cambios se fueron dando
con un cuidado doctrinal, como siempre lo hace la Iglesia.
El mismo oficio del día de Corpus
fue preparado por Santo Tomás de Aquino, esto indica que la fe en el Santísimo
Cuerpo de Cristo está muy en armonía con la teología.
Transcribo poema de Santo Tomás
sobre la Eucaristía:
PANGE LINGUA ( Cante la lengua)
Que la lengua humana cante este
misterio
La preciosa sangre y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen: Rey del
universo,
Por salvar al mundo dio su sangre en
precio.
Se entregó a nosotros, se nos dio naciendo
de una casta Virgen y,
acabado el tiempo,
tras haber sembrado la
palabra al pueblo,
coronó su obra con prodigio
excelso.
Fue en la última cena –ágape fraterno-
Tras comer la pascua según
mandamiento
Con sus propias manos repartió su
cuerpo
Lo entregó a los Doce para su
alimento.
La
palabra es carne y hace carne y cuerpo
Con
palabras suya lo que pan nuestro.
Hace
sangre el vino, y aunque no entendemos,
Basta
fe si existe corazón sincero.
Adorad postrados este sacramento.
Cesa el viejo rito. Se establece
el nuevo.
Dudan los sentidos y el entendimiento:
Que la fe lo supla con su
asentimiento.
Himnos
de alabanza, bendición y obsequio;
Por
igual la gloria y el poder y el reino
Por
igual la gloria y el poder y el reino
Al
eterno Padre con el Hijo eterno
Y
el divino Espíritu que procede de ellos.
Amén.
En el año 1545 el Concilio de
Trento enuncia el principio fundamental del culto de adoración debida a la
Eucaristía. . .”No hay ningún motivo para dudar de que los fieles cristianos,
según la tradición de la Iglesia católica deben adorar a Cristo el Señor, como
él lo ha instituido, como alimento en la Eucaristía. (Mt.26,26)
Nosotros creemos que en él está
presente el mismo Dios, de quien el Padre eterno ha dicho, al introducirlo en
el mundo: que lo adoren todos los ángeles de Dios (Heb.1,6 – Sal.96,7) al que
los pastores y magos postrándose lo adoraron (Mt,2,11) o él, de quien,
finalmente, la Escritura atestigua que fue adorado en Galilea por sus
Apóstoles” (Mt.28,17)
María es una presencia
significativa en la comunidad que celebra la Eucaristía.
FUNDAMENTOS BIBLICOS
María en la última cena: a) por
que según s. Juan 19,27 ella estaba en Jerusalén esos días.
b)y según la tradición judía era la madre quien encendía la vela del
ritual
de la pascua.
María participa de la fracción del
pan de la primera comunidad cristiana Hc.2.42
Belén: significa “casa del pan”, es
allí donde María muestra a Jesús como en el pesebre.
En las bodas de Caná ella sintió
compasión con Jesús, de la joven pareja. También en la multiplicación de los
panes. “Hagan lo que él les diga” “Hagan
esto en memoria mía”
MARIA EN LA COMUNIDAD QUE CELEBRA LA
EUCARISTIA
Esto fue lo que siempre centró la
atención de los teólogos, antes y después del Vaticano II: “María- Iglesia”,
“María-Eucaristía”, “Iglesia-Eucaristía”
MARIA-IGLESIA: El pueblo creyente
reconoce en la Iglesia a la familia que tiene por madre a la madre de Dios, es
decir, María es considerada madre de la Iglesia como la proclamó Pablo VI en
1964.
MARÍA- EUCARISTÍA: En el diálogo con
el ángel y con su “Sí” se convierte en Madre del Hijo de Dios, encarnado, se
convierte en Madre de la Iglesia en cuanto Madre de Cristo, cabeza del cuerpo
Místico. Es Jesús mismo que se hace Eucaristía.
IGLESIA- EUCARIOSTÍA: María y la
Iglesia están indisolublemente unidas en la vocación de maternidad, ambas
concurren a engendrar el cuerpo místico
de Cristo. Es en la Iglesia donde se genera Jesús Eucaristía por la
participación irremplazable de los sacerdotes.
Podemos decir también que es la Eucaristía la que hace la
Iglesia.
La Eucaristía es fuente y cumbre de
toda la vida cristiana (Lumen Gentium 11-LG) porque es el sacramento que
continuamente hace vivir y recrea a la Iglesia ( LG 26)
En la Iglesia, sacramento de Cristo,
la celebración eucarística es la plenitud de la presencia de Cristo en la
humanidad. Pablo VI sintetiza magistralmente en Marialis Cultus: “En la virgen
María ( y podemos añadir también: en la Iglesia que celebra la Eucaristía) todo
es referido a Cristo y todo depende de Él. (MC. 25)
ORACIÓN:
SEÑOR, QUE EN ESTE ADMIRABLE
SACRAMENTO NOS DEJASTE EL MEMORIAL DE TU PASIÓN, CONCEDENOS VENERAR DE TAL MODO
LOS SAGRADOS MISTERIOS DE TU CUERPO Y TU SANGRE, QUE PODAMOS EXPIREMENTAR
SIEMPRE EN NOSOTROS LOS FRUTOS DE TU REDENCIÓN.
TU QUE ERES DIOS Y VIVES Y REINAS
CON EL PADRE EN LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN
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