Cada día nos sorprende la muerte de un
familiar, de un amigo, de personas conocidas, adulto, joven o niño. La mayoría últimamente, con diagnóstico de cáncer.
Como cristianos, hombres y mujeres de fe
debemos reflexionar para asumir y enfrentar esta dura realidad.
Frente a lo negativo de esta situación
podemos sacar la parte positiva. Estamos en el mundo para aprender y crecer.
Todo lo que nos sucede contribuye a nuestro aprendizaje y nada nos ayuda más que la muerte.
La misma vida es un ambiente ideal para el
aprendizaje y el crecimiento.
Debemos distinguir en la escala de la
evolución, los seres que están abajo no se reproducen sexualmente (p. ej. Los
insectos), crecen y se reproducen una y otra vez naturalmente, según las
estaciones, no mueren nunca, se renuevan constantemente.
Sólo en lo más alto de la escala de los
seres vivos encontramos la reproducción sexual y con ella el fenómeno del
envejecimiento, sufrimiento y muerte. Amor, gozo, placer; todo tiene su precio.
ETAPAS DE CRECIMIENTO Y MUERTE:
generalmente en la persona se dan 5 momentos frente a una enfermedad o una
situación límite: negación, enojo, regateo, depresión y aceptación.
1.
Negación: la persona cuando le
descubren una enfermedad tiende a negar, no puede creer que esto le esté
pasando a él. Por qué será?
2.
Enojo: con la familia, médicos,
enfermeras, con el hospital, con Dios. Y
como ven que no logran nada inician el regateo.
3.
Regateo: son comunes estas
preguntas. Y si vuelvo a la iglesia? Y si rezo? Y si me calmo y armonizo? Y si
acepto mi familia y recupero el tiempo perdido y soy más afectuoso y cariñoso?
Y cuando toman conciencia de la gravedad del caso se deprimen.
4.
Depresión: esta actitud hay que
acompañar. El médico, el sacerdote, la familia, los amigos.
El trabajo de la depresión
debe conducir a la aceptación.
5.
Aceptación: es una etapa de
gran calma y tranquilidad espiritual, incluso de luz. La animación debe ir en
la línea de que podrá curarse, mejorar, estar mejor también es creer en la
resurrección, saber enfrentar y asumir la muerte. Es cuando se logra la
pregunta: para qué será que me sucede esta realidad dolorosa? Esta es la
pregunta inteligente y esperanzadora.
La mayoría de las personas
no terminan en la etapa de la aceptación,
el trabajo penoso y difícil de la depresión suele retornarlos a la negación,
enojo o regateo.
Lo fascinante es que
atravesamos estas mismas etapas cada vez que damos cualquier paso significativo
en nuestro crecimiento psicológico o espiritual.
ESPIRITUALIDAD DEL
DOLOR
Desde el inicio del mundo,
sabemos que la armonía, la felicidad estaba en el jardín del Edén, al ser
expulsados por el pecado no podemos volver más; como tampoco podemos retornar
al seno materno, ni a la infancia, solo debemos avanzar, crecer.
Esta experiencia muchas veces nos hace transitar por el pasadizo del dolor.
Un camino similar al desierto, pero en la
vida. Reseca, árida, calor, frio, penoso. En esta experiencia de desierto uno
busca un lugar seguro, a veces tendemos a escondernos en la arena antes que
sufrir avanzando.
El sufrimiento y el dolor siempre nos dejan
una enseñanza que nos permite evolucionar, madurar espiritualmente. No hay que
ser masoquistas, pero cuando aparecen las dificultades debemos enfrentarlas,
porque las situaciones que lastiman instruyen y hacen crecer y madurar.
La vejez
no es un trastorno biológico, ni un problema que se transforma en una
manifestación de la negación a crecer, esto se puede prevenir adoptando un modo
de pensar positivo y tener constantemente el deseo y la voluntad de seguir
aprendiendo para continuar un crecimiento psico- espiritual.
No todos los sufrimientos sin iguales.
Debemos distinguir dos:
a)
Sufrimiento o dolor
EXISTENCIAL que es constructivo.
b)
Sufrimiento o dolor
SOMÁTICO que no es constructivo (P.Ej.
jaqueca o un dolor
Muscular) que
con una aspirina o una fricción se
calma.
El dolor
existencial debe ser tolerado y elaborado
partiendo de la voluntad.
Un modo de tratar con el dolor o sufrimiento
emocional de la vida es:
a)
Hay que preguntarse si esto que
estoy sintiendo o experimentando como dolor, está mejorando o limitando mi
existencia.
b)
Si esta ansiedad o situación
dolorosa puedo solucionarla o sobreponerme con mi propio accionar o participación,
debo hacerlo. Aquí aparece la voluntad.
c)
Si no depende de mí, debo
calmarme y saber esperar activamente, actuar como si fuera a lograr salir de
ese pozo. Cuesta, pero es aquí donde interviene el coraje.
Coraje: no
es ausencia de temor, es la capacidad de ir hacia adelante a pesar del
miedo o a pesar del dolor; hacer
frente. Cuando usted realice eso,
descubrirá que superar ese temor no sólo lo fortalecerá sino que constituirá un
gran avance hacia la madurez.
A las dificultades o las
enfrentámos y las superamos
o nos aplastan y vecen.
Tenemos
una buena noticia: la forma más rápida de cambiar de
actitud frente al
dolor es aceptar el
hecho de que
todo lo que
nos sucede fue concebido
para nuestro crecimiento
espiritual.
Tengo
necesidad de comprender,
de tomar conciencia
que todo lo que
me pasa fue ideado
para enseñarnos el camino del
viaje al crecimiento
de la vida.
Gracias Padre!!!!!, sus palabras me han ayudado mucho a comprender mejor, que es una forma de crecer.
ResponderEliminarVictor