miércoles, 6 de junio de 2012

Sacerdote, hombre común

El sacerdote, hombre común

Cuando Dios llama siempre debemos responder eligiendo una vocación que nos haga feliz y que haga feliz a los demás. Unos eligen la vida de matrimonio, otros la vida religiosa, otros eligen una consagración laical, yo elegí ser religioso y sacerdote.
Fui ordenado el 17 de diciembre de 1989 en la diócesis de Reconquista, Santa Fe por monseñor Fabriciano Sigampa, elegí para mi lema sacerdotal: "PREDICAR LA FE CON ALEGRÍA Y GRITAR AL MUNDO LA ESPERANZA" Frase dicha por el cardenal Pironio, de feliz memoria. Desde entonces y con la ayuda de Dios y protegido por el manto sagrado de Nuestra Señora la Virgen, trato de hacer vida en mí esta frase. De ahí, cada vez que celebro a Jesús Eucaristía en las homilías junto con la catequesis de rigor matizo con algún cuento o anécdota con la finalidad de hacer vivencial nuestra fe.
 Comparto con ustedes esta oración:





Oración del buen humor


Concédeme, Señor 
una buena digestión,
y también algo para digerir.


Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario
para mantenerla.


Dame, Señor,un alma santa
que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro,
para que no se asuste ante el pecado
sino que encuentre el modo
de poner las cosas de nuevo en orden,


Concédeme un alma que no conozca
el aburrimiento, las murmuraciones,
los suspiros y los lamentos
y no permitas que sufra excesivamente
por ese ser tan dominante
que se llama YO.


Dame Señor,  el sentido del humor,
concédeme la gracia 
de comprender las bromas
para que conozca en la vida
un poco de alegría
y pueda comunicársela a los demás.                   
                                                           
                                                           Así sea.






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