BENDICION
1-
Ben decir: es decir bien de uno
mismo y de los demás.
Mal decir: es decir mal de uno
mismo y de los demás. Una vez aclarado el sentido de la palabra podemos entrar al mar profundo y rico de la Sagrada
escritura.
Dios creador es el primero que
bendice.
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Gn.1, 21: recién en el 5° día
después de crear los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente en las
aguas y las aves “los bendijo” diciendo crezcan y multiplíquense. . .
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Gn.1, 27: “ y Dios creó al hombre a su imagen”
Aquí vemos que bendición de Dios no es sólo
decir bien, sino también:
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Da poder creador: “Crezcan y
multiplíquense”
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Da libertad: “Llenen la tierra
y sométanla”.
-
Da regalo, don: Para que coman
y sean felices viviendo en plenitud.
“Dios vio que todo esto era muy bueno…”
2-
Lástima que esta armonía no duró mucho.
El demonio, personificado en la serpiente,
le dice a la mujer: “¿Es cierto que Dios les dijo que no coman de ninguno de
los árboles del jardín?”
En su actual configuración, el mundo es
fruto de una trágica ruptura del hombre con Dios.
Los hombres, tipológicamente representados
por Adán y Eva, pecaron, y el pecado consiste sustancialmente en una decisión
soberana de autonomía, que suplanta a Dios, considerado como rival del hombre.
La meta contemplada por la serpiente “Serán
como Dios “, es en la práctica la muerte de Dios en el corazón del hombre, pues
sus imposiciones morales son sentidas como límite de las libres opciones
humanas.
El pecado es no fiarse de Dios y colocarse fuera de su influjo en un
intento de titánica autosuficiencia: antropocentrismo .
En definitiva el pecado es querer
prescindir de Dios. La historia humana se convierte así en una sucesión de vana
soberbia cerrada al diálogo. Una trágica letanía de males se desgrana a través
de siglos y milenios, que llega hasta nosotros: injusticias, opresiones,
guerras, terrorismo, contaminación ecológica, enfermedades físicas y psíquicas.
Todo esto marca el ocaso del sueño
iluminista de una sociedad feliz.
Gracias a Dios toda esta historia de sombra
y oscuridad queda atrás, por la misma
bendición de Dios por excelencia que es Cristo.
San Pablo lo dice en forma magnífica: Ver Efesios 1,3-6. 11-12.
El himno Cristológico de la carta a los
Efesios 1, 3-14 interpreta perfectamente el sentido de las bendiciones
espirituales = bendiciones carismáticas o intervenciones salvadoras de Dios.
Los dones destinados a los hombres por el
amor del Padre: vocación- llamado, vida divina, redención, plenitud de vida,
luz, paz, amor.
En particular se subraya la elección por
gracia de Dios a ser santos, es decir, pertenecientes a Dios y consagrados a su
servicio. Los cristianos han de llevar
una vida irreprochable y alejada del pecado.
Por
lo tanto, la bendición, prometida a los patriarcas como dones materiales, se
realizan en Cristo, redentor “Hombre como ninguno porque es Dios, Maestro como
pocos porque es único” y se derrama sobre nosotros “como riqueza de su gracia”.
Dios en su infinita misericordia, al
ver la humanidad caída, envió a su hijo
para salvarla.
3-
Jesús nace de una Mujer, María, que pasa a ser única en toda la historia
humana; ella es criatura predilecta de Dios, y favorecida por Él con gracias y
bendiciones singulares, ella es madre virgen del Verbo encarnado y sierva fiel
del Señor. Lo mismo que decimos de Jesús podemos decir de María: Mujer como
ninguna, porque es la llena de gracia y bendecida de Dios; Maestra como pocas,
porque es estrella de la evangelización, de la buena noticia.
La bendición de Dios, es decir, el favor
del Señor y la abundancia de su gracia acompaña la vida de la virgen. Tal
bendición de Dios no es simplemente augurada, sino que se constata en sus
efectos, lo que dice el proto evangelio de Santiago (apócrifo) “El Señor ha engrandecido tu nombre por todas
las generaciones”, “El Señor derramo gracia sobre ella”; a la niña cuando la
presentan en el templo le dicen: “ Dios te salve, llena de gracia, el Señor es
contigo, bendita tu entre las mujeres”, no temas María, has hallado gracia ante
el Señor omnipotente, y el ángel le dice: “ María, el Señor ha ensalzado tu
nombre y serás bendecida por todas las generaciones de la tierra”
Tantas son la bendiciones que María misma
se asombra, “¿Quién soy yo, Señor, que todas las generaciones me bendicen?”… Y
en el evangelio de Lucas el ángel cuando la saluda junta la palabra y une
Dichosa y Bendecida. Podemos decir que toda persona bendecida por Dios, puede
lograr la dichosa y la felicidad. Por
eso María en su magníficat podrá decir: “Ha hecho grandes cosas en mí el Todopoderoso”.
Porque la bendijo…
CONCLUSIÓN:
“Dios te bendiga y te guarde” significa
cuidar, proteger: AMOR.
“Haga resplandecer su rostro sobre ti y te
conceda la que pides” : LUZ.
“Vuelva hacia ti su rostro y te conceda la
Paz”: PAZ
Esta bendición de DIOS que hoy se
actualiza, nos haga despertar y darnos cuenta para vivir la vida plena, y
recuperar la alegría y felicidad de ser hijos de Dios y hermanos entre
nosotros.
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