Me pareció oportuno profundizar
sobre Dios Padre desde Jesucristo mismo. Porque solo él vivió una humanidad con
mucha más profundidad que cualquiera de nosotros. Y en su humanidad encontró
como lo más intimo de si mismo al propio
Dios.
Jesús se sabe unido al Padre con una intimidad total
y desconocida para nosotros. En su vida y en su conducta no hay otra razón de
ser que el Padre.
Claro, me podrán decir, porque
Jesús también comparte la misma naturaleza que el Padre. Sabemos hoy que la
conciencia humana de Jesús no era como un doble de la conciencia divina. En su
realidad humana él se relaciona con el Padre como criatura, con libertad,
obediencia y adoración.
Podemos afirmar hoy también que Jesús tenía dos
clases de ciencias: un saber adquirido en relación con la cultura de su época
(que debe ir aprendiendo), y un conocimiento profético, como don de Dios, que
lo capacitaba para cumplir a la perfección su misión de revelador del Padre.
FE EN DIOS PADRE:
¿Tuvo fe Jesús? A muchos les
cuesta admitir que Jesús tuviera fe, porque él veía siempre a Dios como los
bienaventurados del cielo. Pero veamos cómo Jesús es el auténtico creyente en
Dios Padre.
En la carta a los Hebreos leemos: “corramos con
constancia en la competición que se nos presenta, fijos los ojos en el pionero
y consumador de la fe, que es Jesús” (Heb. 12,2)
Según este texto genial, Jesús es preparado como
modelo perfecto de los creyentes, el que ha llevado la fe a la plenitud de la
perfección, experimentándola en su propia vida, en una situación humana muy
dura, al tener que elegir entre el gozo y la cruz, pasando por encima de la
ofensa y el desprecio, Jesús es el modelo perfecto de la fe perseverante en
Dios Padre, él ha tenido que luchar hasta el final para dar toda su perfección
a su actitud de creyente.
La Fe de Jesús enfrenta al hombre
con la realidad “Dios”, en la que él creyó. Jesús es el camino para llevar a
los hombres a creer en Dio como él creyó y a ser de Dios como él lo fue. La fe
aparece en los textos bíblicos como símbolo de confianza en Dios Padre. Jesús
se entrega incondicionalmente a su Padre Dios y acepta sus planes en absoluta
docilidad, confianza y abandono, aún en los momentos de mayor oscuridad nuestra condición de
creyentes tiene que estar calcada de la de Jesús.
La fe de cualquier persona, tiene que realizarse en
la confianza en el abandono en manos de
Dios y muchas veces en la oscuridad y en la soledad de la cruz.
BUSQUEDA CONSTANTE DE DIOS PADRE Y SU REINO:
Ya hemos dicho que toda la vida de
Jesús estuvo centrada en Dios como Padre. En nuestra vida debemos tomar su
ejemplo, su misma actitud.
En las tentaciones, en el huerto, en la Pasión Jesús
puede superar todo por su total entrega, confianza y obediencia a Dios Padre.
Por eso podía decir: “Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya”. (Mc.
14,36)
A la fe le corresponde dejar a Dios ser Dios. Esto es
lo que en antiguo testamento se conoce como trascendencia o santidad de Dios.
JESUS SE SIENTE ENVIADO DEL PADRE:
La actitud que tuvo Jesús desde
sus primeros años de continua búsqueda de Dios y sumisión a él, fue cuajando en
una conciencia cada vez más clara de que Dios Padre lo había mandado al mundo
con una misión especial. Refiriéndose al Padre, Jesús casi siempre dice: “El
Padre me envió” (Jn.5,23.37) Otras veces no cita el nombre del Padre, sino
simplemente dice: “El que me envió”.
Jesús no es simplemente un mensajero del Padre que
trae un mensaje de parte de él: Jesús mismo es el mensaje.
El Padre no decidió enviar
presente a los hombres por medio de Jesús: envía a su propio Hijo (es lo que
celebramos en Navidad) Jesús se identifica plenamente con su misión. No
pretende ser nada en sí mismo. Toda su realidad consiste en desempeñar la
función de intermediario, transmisor, comunicación entre el Padre y el mundo.
El es en su totalidad, contacto, mediación, canal por el cual Dios se comunica con el mundo. Por él pasa el
movimiento de comunicación. Jamás se encierra en si mismo: es apertura al Padre
y apertura al mundo. No tiene otra personalidad que el servicio al Padre y a
los hermanos; ponerlo a los dos en contacto. Este es su modo de ser misionero.
Jesús no tiene vida privada, no se
concentra en si mismo: siempre habla o escucha. Habla a los hombres sobre Dios
y habla con Dios sobre los hombres; escucha la voz de Dios en el mundo y
escucha lo que dice Dios sobre el mundo.
Jesús es aquel que oye y ve, aquel
que vive recibiendo y dando. Todo lo que tiene es recibido. “Las palabras que
tú me diste, yo se las entregué a ellos” (Jn.17,8) El recuerda a sus
discípulos:”Les he comunicado todo lo
que he oído a mi Padre “ (jn.15,15) Dice también:”Yo no he hablado en nombre
mío; el Padre que me envió me ha encargado él mismo lo que tenía que decir. .
.Por eso, lo que yo hablo, lo hablo tal y como me lo ha dicho el Padre” (Jn.
12,49 – 50)
En Mt.11,27 dice; “Mi Padre me lo
ha enseñado todo; al Hijo lo conoce solo el Padre y al Padre lo conoce solo el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Y en Jn.10,15: “Igual que mi Padre me conoce, yo
conozco también al Padre”.
En este hecho de que Dios le ha abierto su propia
intimidad, lo mismo que un padre a su hijo, se apoya precisamente la autoridad
y el poder de Jesús.
GOZO Y CONFIANZA
QUE JESUS DEPOSITA
EN SU PADRE
Es digno destacarla escena en la
que Jesús, con la alegría del Espíritu Santo, bendice al Padre porque se ha
“revelado a la gente sencilla. Si, Padre, bendito seas, porque eso te pareció
bien” (Lc.10,21)
Otra escena que mueve a Jesús a decir “Abba” (papito)
es la acción de gracias por la resurrección del Lázaro, milagro debido a su
súplica: “Gracias, Padre, por haberme escuchado. Yo sé que siempre me escuchas”
(Jn.11,42)
Por otro lado están los ruegos llenos de confianza de
la oración sacerdotal del cap. 17 de san Juan: “Padre ha llegado la hora. .
glorifícame tú a tu lado. . Yo voy a
reunirme contigo. . que sean uno, como tú, Padre, estás conmigo y yo contigo. .
Padre Tú me los confiaste, quiero que contemplen esa gloria que tú me diste. .
Padre justo, yo te conocí, y también estos conocieron que tú me enviaste, que
el amor que Tú me has tenido esté con
ellos”.
JESUS ES
IMAGEN DE LA
BONDAD DEL PADRE
“A Dios nadie lo ha visto jamás”
(Jn.1,18) Dios en si es “invisible”
(1Tim.1,17) Pero para nosotros, sus criaturas, en un cierto modo, “lo invisible
de Dios. . resulta visible a través de sus obras” (Rom.1,20).
Desde que el mundo es mundo Dios se da a conocer a
través de la creación. Además Dios se manifiesta también en los acontecimientos
que ocurren a través de la historia en medio de los hombres. Y sabemos por la
fe que el acontecimiento de la historia de la humanidad es el paso de Jesús por
Palestina, ya que él es el gran revelador del Padre. Quien ve y contemple con
ojos limpios a Jesús, entenderá todo lo que se puede entender de Dios en este
mundo. “El es imagen de Dios invisible” (Col.1,15); el único que con toda
verdad puede darlo a conocer. (Jn.1,18)
Recordemos el pedido que Felipe le hace a Jesús en el
Evangelio de Jn. 14,8) “Señor, muéstranos al Padre y esto nos basta”, esto
expresa la más profunda aspiración de la humanidad en busca de Dios. Y la
respuesta de Jesús asegura que esta aspiración ya puede ser colmada: “Quien me
ve a mí, está viendo al Padre”. (Jn. 14,9) Este es el único camino para poder
conocer y llegar a Dios. “Nadie se acerca al Padre sino por mi, si ustedes me
conocer a mi, conocerán también a mi Padre” (Jn. 14,7)
Este es el mensaje que el viene a
traernos. Toda su existencia humana tiende a hacer ver al Padre.
En Jesús se da a los hombres la manifestación plena e
irrepetible de Dios. Si todo hombre es imagen de Dios, Jesús es de modo único
la imagen de Dios. Por medio de él Dios se ha hecho presente en medio de
nosotros.
En todas sus palabras y acciones
tomamos conciencia de lo que Dios es para nosotros: amor, perdón, denuncia, exigencia, donación,
presencia, elección y envío, compromiso y fuerza.
Ojalá podamos en éste año de la fe, asumir y
testimoniar con alegría nuestro ser católico perteneciendo de corazón a esta
Iglesia gobernada por nuestro querido Papa Francisco y protegida por nuestra
Madre la Virgen.
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