jueves, 20 de marzo de 2014

FE Y CONFIANZA EN DIOS VERSUS MIEDO VIOLENCIA E INSEGURIDAD

    
    

     Cómo enfrentar el momento presente de violencia y aflicción, injusticia y egoísmo, inseguridad y miedo. Ya en tiempos del  Profeta Jeremías, en el año 626 antes de Cristo por no decir que siempre hubo todo tipo de contradicciones con respecto al Plan y a la voluntad de Dios.          
     “…De mis ojos están brotando lágrimas , día y noche, sin parar, porque un gran mal aqueja  a mi pueblo, una herida muy grave es lo que sucede. Si salgo al campo, veo personas atravesadas por la espada; si vuelvo a la ciudad encuentro gente desolada por el hambre y la violencia. Tanto los sacerdotes  como los profetas vagan sin sentido, la razón es que no han entendido lo que pasaba en su país”  (Jeremías 14,17 – 18)                                                                                                                     Sabemos también  que la historia la escribe el pueblo humilde, los trabajadores, los militares, los pensadores y los responsables de cada clase social. Dios es quien junta las fuerzas y dispone los acontecimientos de tal suerte que uno fracasa mientras que otro obtiene éxito.
      Dios obra en la historia mediante las obras, las palabras, los escritos y los  rezos, oraciones de muchísima gente. Pero también impulsa fuerzas  más profundas que sacuden la inercia de los corazones y hacen más fuerte entre los hombres el afán de justicia. En estos campos que Dios se ha reservado, solamente le cooperan los hombres y mujeres de fe, especialmente esos que se entregan totalmente a Él.
      Un cristiano, un hombre o mujer de fe a diario practica sus oraciones, y tiene esa relación fluida con Dios. Sabe y siente que Dios nunca lo dejará solo y aunque tenga que atravesar por alguna de estas  circunstancias negativas, sabrá ver y encontrar a Dios en lo que le sucede cada día. Por ejemplo: cuando sufre un asalto, sabrá reconocer la mano de Dios, si no hubo violencia, si fue asistido por alguien, con amor, si no hay que lamentar la pérdida de un ser querido. O  en una enfermedad, en el entorno que lo acompaña, asiste y ora, eso fortalece al enfermo.
      Recordemos que los seres humanos en algún momento pasamos por hechos lamentables, dolorosos y a veces consumados, pero, sólo aquellos que depositan día a  día su confianza en manos del Altísimo
, el que tiene fe, pasa por esas circunstancias difíciles de un modo diferente.
      El cristiano siempre ve la Gracia y la misericordia de Dios y sale fortalecido. Los que no tienen esa conciencia o práctica de fe, acumulan en su corazón a lo largo de su existencia: rencor, odio, rechazo, violencia, negación; se victimizan ven todo oscuro, viven ofuscados, amargados, deprimidos y sin esperanzas.
      No nacemos con experiencia de una fe viva y fervorosa, se va logrando poco a poco, cada uno debe construirla. Es un compromiso, una tarea que se va adquiriendo con la perseverancia en la oración personal y comunitaria, poniendo en práctica los mandamientos, las bienaventuranzas, los preceptos que no caducan aunque cambien los tiempos, y son la semilla para  construir  nuestro bien espiritual  personal y contribuir al bien común y la felicidad de los que nos rodean.
      Es tiempo de hacer nuestra la intervención de Jeremías delante de Dios: “ Nos has rechazado para siempre? O es que estás aburrido de tu pueblo? ¿Por qué nos has herido sin esperanza de mejorar? Esperábamos la paz y ninguna cosa buena llegó además se presentó el miedo.”
      Y así como el profeta debemos reconocer que todo lo que sucede es causa del pecado que nos aleja de Dios.
      “Reconocemos,  oh Dios, nuestra maldad, la perversidad de nuestros padres y que también nosotros hemos pecado contra ti.  No nos desprecies más por el honor de tu nombre, no profanes más el trono de tu Gloria. Acuérdate de nosotros y no rompas  tu alianza con nosotros. ¿Hay acaso entre los ídolos de los paganos que haga llover? O son los cielos los que dan la lluvia? ¿No eres Tú el único Dios?

     ¡ Oh Dios nuestro, sólo en ti esperamos, porque eres tú quien ha hecho todas las cosas!”. (Jeremías  14, 19 – 22)

No hay comentarios:

Publicar un comentario