sábado, 15 de marzo de 2014

VIVIR LA VIDA O EXPERIMENTAR LA FIDELIDAD EN EL MOMENTO PRESENTE



      Vivir la vida de cualquier forma no es todo, porque muchas veces quedamos enganchados con el pasado, nos ilusionamos y sufrimos las exigencias de los instintos, de los deseos.
      Otros  temen  ante el futuro personal y de los demás (hijos o nietos).
      Todos se olvidan de vivir el presente.
      Hay un único medio de no fracasar en la vida: sumergirse por entero en el momento presente. Respondiendo al amor infinito que como signo Dios se hace presente.
      Los hombres  y mujeres sólo viven unos meses de plenitud. Llegan a los 70 u 80 con el peso de los años sin haberlos disfrutado, porque viven por las orillas de la existencia.
      ¿POR QUÉ  NO  VIVES  TU  VIDA?  Unos piensan que la vida es para mañana: hay que pensar y prepararse para el porvenir: los exámenes, la profesión, el hogar; luego el provenir de los hijos, sus exámenes, su profesión, su hogar.
      Luego llegan los años de ancianidad: preocupación por la jubilación, los impuestos, la casa grande por el síndrome del  nido vacío; mañana haré, mañana tendré, mañana seré. . . ¿Por qué esperar el mañana para vivir? Un día no tendrás mañana y no habrás vivido.
      Uno se ata al PASADO, que parece importante porque su experiencia, lo viviste, pero eso fue ayer, hoy ya no tenes ningún poder sobre él.
      El FUTURO  te preocupa, te seduce, en sueño puedes moldearlo, pero todabía no existe y no te debe hacer perder el tiempo.
      El  PRESENTE es tan efímero y no le das valor, y sin embargo es el único que está en tu poder. LA VIDA NO ES MÁS QUE UN CONJUNTO DE MOMENTOS PRESENTES.
      Crees ver ante la felicidad, la alegría, el amor a Dios. Es espejismo. Te olvidas trágicamente de que Dios está a tu lado, en el lugar exacto donde tú estás, en el momento en que vives y que él lo sostiene todo.
      A veces somos ese peregrino que abandona a Dios al borde del camino para correr tras su imagen.
      El ansioso quiere vivir muchos instantes a la vez.  Si querés triunfar en la vida, déja el pasado en manos de Dios, déjale también el futuro  y vive plenamente, uno tras otro, cada momento presente.
      El presente es liviano, no aplasta, no te cansa, tiene dimensión humana, puedes orientarlo y vivir con él. Su profundidad es infinita, está habitado por el amor.
      Dios te espera en el instante presente. Si te alojas en él como el enchufe en la toma de corriente, la luz y la fuerza  pasarán por ti.
      El instante presente es el punto de inserción de Dios en tu vida y a través de ti, en la vida del mundo. Pero Dios no pasará sin tu libre consentimiento. Si aceptas el instante presente, sin apegarte al pasado ni preocuparte por el porvenir; permitirás la encarnación mística del Hijo de Dios.

      Si eres fiel al presente, te librarás del pasado y no te atormentarás por el futuro. “A cada día le basta su propia preocupación” dice la Sagrada Escritura.

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