domingo, 18 de noviembre de 2012

LA NATURALEZA NOS NECESITA

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Por ser creación divina la naturaleza, si sabemos mirarla podemos ver que todo tiene su encanto. Y en cada momento del día disfrutamos un kayrós, acontecimiento único e irrepetible.
Hermoso es el amanecer en primavera, ese aire puro que inspiramos hasta lo profundo de nuestra humanidad. Y ver el sol asomando con su color dorado que se refleja como en un espejo en el arroyo y en las blancas paredes del viejo rancho en medio del monte; pintando los distintos matices de verdes del ombú, los talas y aromos,  y sentir las fragancias del añoso eucaliptus  y, levantando la mirada poder apreciar en el paisaje los colores fragmentados de los blancos panaderos, las violetas de la alfalfa gallega, los distintos amarillos de las margaritas salvajes, los lirios, manzanillas y retamas en flor.
 En esta naturaleza conservada, ubicada en la reserva natural Enrique Hudson de Florencio Varela, sin la contaminación propia del  hombre, podemos  apreciar el sonido del agua que corre entre las piedras, junto al trinar de las aves del lugar, que por momentos se desplazan en bandadas, hacen que nuestro espíritu se armonice con la creación y experimentemos en el cuerpo el  equilibrio que necesitamos para vivir sanos y felices, irradiando luz paz y amor para lo que fuimos creados.
Los que aturdidos de los ruidos de la ciudad llegamos a un lugar como  éste nos invita a una reflexión: que el hombre fuera del medio natural se contamina y enferma. La naturaleza por sí sola logra un equilibrio y de ella la humanidad debe aprender para subsistir en el tiempo.

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