Para
realizar una misión y delegado por mi Vicario y por e l capellán
mayor parto hacia el sur. En aeroparque se informa la partida del vuelo 004 con
escalas en Mar del Plata, Bariloche, El Calafate, Río Grande, Río Gallegos, Ushuaia
y Comodoro Rivadavia, mi destino.
Apenas
despegamos me asombró sobremanera ver desde lo alto la selva de cemento que es
nuestra querida Buenos Aires, Ciudad Autónoma y ciudades que florean el
conurbano; y ese río que nunca se detiene porque continúa en el mar.
En Mar del
Plata, mar azul, que invita a refrescar los cuerpos en los soleados veranos;
¡qué lindo es estar en Mar del Plata, en Mar del Plata soy feliz!
Al llegar a
Bariloche el aparato sufrió en tierra un desperfecto en una de sus turbinas. Se
canceló el vuelo, bauches para almorzar, hotel; y en un abrir y cerrar de
ojos se me hace realidad el sueño tan ansiado de todo adolescente y joven del
norte, conocer Bariloche.
Pasada la
noche, por la mañana reanudamos el vuelo al sur, asumiendo el sacrificio de
tantos argentinos que pisan este suelo agreste haciendo frente al viento que es
puro y parece que se resiste a que invadan estos lares vírgenes, de stress,
smog y vértigo ciudadano. Acá es como si se detiene el tiempo en el cielo azul,
en los lagos, los ventisqueros, las nieves eternas, y en la calidez de su gente
en el frío sur. Mario Benedetti tenía razón cuando dijo: el sur también
existe.
Al
contemplar los glaciares, junto con la emoción y el asombro de ver tan cerca al
Dios creador de toda naturaleza, que en este lugar es divina, me viene la
alabanza en himno agradecido:
“Señor, yo sé
que, en la mañana pura
De este
mundo, tu diestra generosa
Hizo la luz
antes que toda cosa,
Porque todo
tuviera su figura.
Yo sé que te refleja la segura
Línea inmortal del lirio y de la rosa
Mejor que la embriagada y temerosa
Música de los vientos de la
altura.
Por eso te
celebro yo en el frío
Pensar
exacto a la verdad sujeto,
Y en la
rivera sin temblor del río.
Por eso
yo te adoro, mudo y quieto,
Y por eso, Señor, el dolor mío
Para llegar hasta ti se hizo soneto”.
Pero también
una mirada crítica al verlos tan vulnerables, endebles, partidos y desangrados
en cada deshielo, que se hunde en el agua fría que se va calentando lentamente
por la participación pasiva e inconsciente del hombre. Esto es lo que vi, sentí
y me emocionó en El Calafate
Una hora y
media más de vuelo arribamos a Trelew, contra todo pronóstico y asumiendo lo
incondicional del viaje a la Patagonia. Allí en tierra, abordamos una combi
para realizar 4 horas de carretera hasta Comodoro Rivadavia; al salir de la
ciudad a la tardecita la vista transmitía cielo y estepa,estepa y cielo.
Haciendo un
recuento, salí de aeroparque día jueves 10 horas, llegaba a Comodoro viernes 23
hs, tiempo suficiente en un viaje para darse cuenta de la grandeza de Dios y
cuánto nos falta para solucionar situaciones vitales de tantos hermanos
nuestros, que de norte a sur y de este a oeste intentan hacer grande la patria
sin los medios necesarios y suficientes para lograrlo.
Con el Salmo
8 puedo decir:
“SEÑOR,
dueño nuestro
¡Qué
admirable es tu nombre
En
toda la tierra!
-Cuando
contemplo el cielo, obra de tus manos;
La luna y
las estrellas que has creado,
¿Qué es el
hombre para que te acuerdes de él;
El ser
humano, para darle poder?
-Lo hiciste
poco inferior a los ángeles,
Lo coronaste
de gloria y dignidad,
Le diste el
mando sobre las obras de tus manos,
Todo lo
sometiste bajo sus pies.
Rebaños de ovejas y toros,
Y hasta las bestias del campo,
Las aves del cielo, los peces del mar,
Que trazan
sendas por las aguas.
Señor, dueño
nuestro,
¡Qué
admirable es tu nombre en toda la tierra!
NOVIEMBRE 2012-11-12
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