lunes, 7 de mayo de 2012

Virgen de Luján


Nuestra Señora de Luján
Al poner Nuestra Señora siento una sensación de volver a las raíces, porque así les gustaba llamarla a nuestros Siete Santos Fundadores. Actitud, que se mantiene en toda la historia de nuestra hermosa familia de la Orden de los Siervos de María.
Desde los orígenes la devoción a la virgen María bajo la advocación de Luján se remonta  al año 1630 en las comarcas  del Río de La Plata. Al llegar al puerto de Buenos Aires, una carreta parte hacia el norte llevando dos cajones que luego resultaron ser la Inmaculada Concepción de Luján y Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa.
La imagen que queda en Luján es pequeña, de terracota de 38 cm de altura. Tiene sus manos juntas ante el pecho. Está sobre nubes, rodeada de ángeles.
La Sagrada imagen impactó a los que conducían la carreta como a los que habitaban en la estancia de don Diego Rosendo, que como hombres de fe no tardaron en descubrir en ese acontecimiento el paso de Dios por el Río Luján.
 El personaje central, que luego podemos interpretar sin temor a equivocarnos, es el negro Manuel esclavo de don Rosendo. Desde el primer momento se puso al servicio  de la virgen ejerciendo su tarea de sacristán. Cuando doña Ana de Matos con la ayuda del mayordomo de la virgen, Manuel Casco de Mendoza y el capellán don Pedro de Montalbo, que fue curado milagrosamente por Nuestra Señora, levantaron una capilla apropiada donde actualmente se encuentra la Basílica. El negro Manuel continúo su tarea en ese  lugar. Don Rosendo al solicitar los servicios del esclavo negro éste le contesta “Soy de la Virgen nomás”.
Con este gesto aparece el mensaje de la Virgen: “VIVAN LIBRES Y COMO HERMANOS”
 El Papa León XIII hizo coronar la imagen el 8 de mayo de 1887. El P. Salvaire le erigió la gran Basílica: 1890-1935.
En 1930 al cumplirse los trescientos años del “Milagro de Luján” el episcopado argentino, uruguayo y paraguayo por mandato de Pío XI proclamó a Nuestra Señora Patrona  de las Repúblicas del Plata.
Tenemos que rescatar los lugares Santos, espacios reales de encuentro con Dios, como son los Santuarios de la Virgen. Para los argentinos la Virgen de Luján Reina y Patrona de la Patria es centro de irradiación espiritual y renovación mariana porque allí podemos encontrar Nuestra Madre que nos brinda todo su Amor, ternura y compasión. Acrecentando nuestra fe podemos encontrarnos con su Hijo Jesucristo.
Monolito que recuerda el Milagro de la carreta , al fondo del  predio del Cenáculo en Pilar ( Casa de retiro del arzobispado de Buenos Aires)






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