No hay nada, no hay cantos, ni flores. Sí, hay una Cruz, y
el ella Jesús.
Algunos dirán “los cristianos somos masoquistas”, pues si un
ser querido hubiera tenido una muerte trágica, con un puñal o con una bala,
difícilmente llevaría colgado a mi cuello el objeto con el que lo mataron.
Sería absurdo recordar la manera con qué lo mataron. ¿Por qué recordamos la
forma en que lo mataron a Jesús? Lo que pasa es que estamos celebrando otra
cosa, no el hecho de que allí mataron a Jesús, sino que es allí en la Cruz
Jesús dio la vida por nosotros y dónde recibimos la Vida. La Cruz se convirtió
en signo de Vida.
_ Por eso con la Cruz marcamos la frente del niño al
bautizarlo, se la coloca como protección en la cuna; quizás la llevemos puesta
en el cuello o puesta en la tumba de un difunto, en una torre o en la punta de
un cerro.
_ No es el signo donde murió Jesús, sino el lugar donde
Jesús dio la vida por nosotros.
-Jesús asume nuestras limitaciones y nuestros pecados, por
eso nos redime. Lo que no se asume no se redime. Nosotros debemos aceptar,
asumir, nuestros sufrimientos, nuestras cruces para superarlos y vivir luego en
plenitud.
POSTRACIÓN
La celebración de la Cruz del viernes Santo, comienza con la
postración de los ministros que presiden. Es un momento solemne en que se
quiere simbolizar por un lado el anonadamiento del hombre consagrado, servidor.
Luego la oración confiada que la Iglesia madre realiza por sus hijos diseminados
por el mundo.
Diácono: Silvio Rodriguez
Diácono: Claudio Noziglia
Sacerdote: Oscar Farias
Que hermosa experiencia, a pesar de todos los inconvenientes que hubo por la tormenta. Para Dios no hay imposible, y con vos lo hiciste posible.
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