lunes, 24 de diciembre de 2012

NAVIDAD ENCUENTRO DE DIOS CON EL HOMBRE


                                
En el mensaje del ángel a María y a los pastores se encuentra el anuncio del nacimiento del Hijo de Dios (Lc. 1,26-38 y Lc.2,8-20) como un hecho común: “Concebirás y darás a luz un hijo”; “ella dio a luz un hijo y lo llamó Jesús”; “encontrarán un niño envuelto en pañales”.
Sin embargo, al mismo tiempo ese acontecimiento se presenta como algo sin igual. El Niño será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre”, su nacimiento será “la gran alegría para todo el pueblo” (Lc.2,10); él es “un Salvador: el mesías, el Señor” (Lc.2,11)
Dos aspectos –el cotidiano y el trascendente- lo natural y lo sobrenatural, lo humano y lo divino, el cielo y la tierra.
La noche buena hace la navidad.
Jesús Dios, nace a una nueva identidad, humana; re-nace.
Sabe cuál es su identidad, va descubriendo su misión, o sea para qué fue enviado y realizó lo necesario para lograrlo. Así nosotros debemos respondernos: quién soy? Donde voy? Qué hago para lograrlo?
La Navidad forma parte del gran misterio de Dios junto con La Pascua,  Ascensión  y Pentecostés.
En Navidad, Dios se humaniza.
En Pascua, Ascensión y Pentecostés, el hombre se diviniza.
Cuando Dios nace lo hace en una realidad concreta: política, social, económica, “vino a los suyos y no lo recibieron”, experimentó la soledad, la peregrinación y el exilio. Dios se encuentra con el hombre en su situación concreta.
Navidad, Dios que se manifiesta a los pobres, a los que lo necesitan. Justamente los primeros que son anunciados de esta gran noticia son los pastores, que eran un espectro violento de aquella sociedad. Porque tenían que ser rudos, fuertes y violentos para defender el poco pasto que encontraban para sus rebaños. Justo a ellos se los invita a visitar al recién nacido y así convertidos puedan alabarlo y adorarlo. Esto para la tierra.
Y los ángeles también se alegran por su nacimiento y cantan gloria a Dios en el cielo.
Jesús Dios, nace, se hace hombre, sufre en si mismo toda las limitaciones de la humanidad.
Nosotros como seguidores de Jesús también vivimos esta paradoja.
Como todo caminante, peregrino, el cristiano necesita experimentar lo provisorio para avanzar hacia lo definitivo, es en la tierra donde nos preparamos nuestro cielo. Si queremos ser como Jesús debemos humanizarnos.
Por eso es necesario formarse y estar atentos para vivir plenamente toda experiencia humana para rastrear las huellas del Espíritu.
Hoy celebramos el Nacimiento de Jesús. En él podemos vivir nuestro constante y arduo nacimiento a una vida nueva, con una sincera conversión llegar a vivir como hombres nuevos, según la invitación de San Pablo.
Habrá navidad si recuperamos la Luz, la Paz y el Amor al encontrarnos con el otro, mi prójimo.
Así como Dios al regalarnos a su Hijo se encontró plenamente con el hombre para salvarlo.
Todas mis bendiciones de gozo y felicidad en estas fiestas.
                    
                                                                                                               P. Oscar

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