domingo, 30 de diciembre de 2012

31 DE DICIEMBRE 2012 Y 1° DE ENERO 2013


                       
     En este corto tiempo, en que, si bien es natural pasar de un día al otro, sin embargo hay un cúmulo de símbolos y signos que no podemos pasar por alto.
     En general  a  fin de año hacemos el balance de rigor que se merece toda actividad humana que queremos sea bien llevada. Con mayor razón una evaluación interna personal de nuestro comportamiento es de especial riqueza.
     Y claro está, que al final debemos hacer el propósito de  asumir con  sincera  auto disciplina acciones concretas  para hacer florecer y madurar todo lo que nos ayuda a vivir mejor e ir construyendo nuestra propia felicidad.
     Como cristianos y marianos no podemos dejar de focalizar nuestra mirada en María Virgen, personaje central de este tiempo de Navidad y nuevos nacimientos, que tiene su historia y tradición bien fundamentados desde la Sagrada Escritura y en la enseñanza de nuestra amada Iglesia; muchas veces opacada por el tecnicismo cibernético y las novedosas formas de pensamientos y espiritualidad centrados en el “oriente terreno” para aprender a respirar y olvidamos el “norte divino y eterno” de nuestra feliz trascendencia para la salvación.
     En efecto, el  1 de enero es rico sobremanera en conmemoraciones:
-          es el día de “octava de Navidad”, prolongación de la solemnidad  del 25 de diciembre, y por tanto no debemos  apartar la atención del carácter central del Verbo encarnado, Jesucristo;
-          es el octavo día del nacimiento, en el cual Cristo fue circuncidado; a esto se refiere directamente el evangelio del día: Lc. 2,16-21.
-               Es el día en que al recién nacido se le impuso el nombre de “Jesús-Salvador”; y así el 1 de enero, en conformidad con el Evangelio proclamado, ha absorbido también la “fiesta del nombre de Jesús”, ya fijada durante siglos en forma autónoma, antes del 14 de enero,  por tanto también el nombre de Cristo, con las realidades implícitas que contiene y supone, ocupa el vértice de la alabanza de la Iglesia en este día;
-          es el primer día del año civil, motivo antropológico que muchas tradiciones mantienen vivo en la praxis  general, sobre todo en el intercambio de felicitaciones, a que parece hacer referencia la primera lectura del día (Num 6,22-27), traduciendo las felicitaciones “profanas” en bendiciones “sagradas”
-          finalmente, y algo que se debe actualizar en nuestros días, la institucionalidad  de la “jornada mundial de la paz” que hiciera el Papa Pablo VI, habla así en el documento de Marialis cultus: “Es, asimismo, ocasión propicia para renovar la adoración al recién nacido Príncipe de la Paz, para escuchar de nuevo el jubiloso anuncio angélico (cf. Lc 2,14) para implorar de Dios, por mediación de la Reina de la Paz, el don supremo de la Paz. Por eso, en la feliz coincidencia de la octava de Navidad con el principio del nuevo año, hemos instituido la “jornada mundial de la Paz”, que goza de creciente adhesión y que está haciendo madurar frutos de paz en el corazón de tantos hombres”.
Mas, por encima de estos motivos, en la renovada liturgia, que se dio con la promulgación de los documentos en el Concilio Vaticano II en el año 1965, del 1 de enero, debe destacar el tema de la Maternidad Divina y Virginal de María, en el cap. VIII de Lumen Gentium. Si no se quiere caer en una pluralidad demasiado basta de propuestas celebrativas, con la consiguiente dispersión espiritual; y si se quiere ser fieles al mensaje fundamental de la liturgia del día, hay que centrarse única o, al menos preferentemente, en este tema central y catalizador de toda la celebración y unificador de las otras temáticas secundarias.

Oración en acción de Gracias de fin de año

Dios nuestro, infunde en nosotros el Amor y el Respeto por tu obra maravillosa.
Haz que toda criatura se incline hacia Ti
Haz que todos los hombres del mundo colaboren con un corazón intacto para que se cumpla tu voluntad: Porque tuya es la Tierra, el Poder, la Fuerza y el Amor, para aquellos que Tu has creado.
Da esperanza a los que te buscan con Amor.
Danos la Paz, Señor Dios nuestro, danos la Paz.
Haz que mañana, al salir el sol, nosotros tengamos todavía vida. Extiende sobre nosotros Tu manto de Paz y protección.
Inspira a nuestra mente y corazón pensamientos de bondad.
Sálvanos, Padre nuestro, Gracias a tu nombre.
Protégenos  a nosotros y a nuestras familias y aleja el maligno y los males: la guerra, el hambre, la enfermedad y la aflicción. Aleja de nosotros obstáculos y peligros.
Cúbrenos a la sombra de tus alas, porque eres nuestra protección y nuestra salvación, eres la bondad y la misericordia.
Vela sobre nosotros, cuando salimos y cuando regresamos. Concede libertad de hablar de Ti a todos los que en Ti confíen.
Da Alegría a tu Tierra, oh Dios y Padre Nuestro. Bendice sus productos, para que goce el mundo entero. Que florezca la fuerza de Tu Espíritu Santo.
Bendice, oh Señor el año que está por iniciar, y haz que comencemos con Alegría en el corazón.
Haz que nos dejemos contagiar por tu ejemplo de Amor.
Haz que podamos transmitir la belleza de caminar contigo.
Ayúdanos a recordar que el nuevo año, todo nuevo, todavía por construir, es un regalo que tu haces a cada uno de nosotros.
Padre misericordioso, derrama tu misericordia sobre todos los pobres y sobre todos los que invocan tu nombre.
Por Cristo tu Hijo, Nuestro Hermano, y por la intercesión de Santa María Virgen, Madre de misericordia. Amén

Bendición final:

Los bendiga el Señor y los proteja.
El Señor haga resplandecer su luz sobre ustedes.
El Señor se vuelve sobre ustedes y les conceda la Paz.
Y que el  Padre, el Hijo y el Espíritu Santo esté siempre con ustedes.

1 comentario:

  1. Gracias por sus bendiciones querido amigo, que Dios lo acompañe y lo guíe en su camino.
    Feliz inicio de año!!
    Un abrazo desde México!!!

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